- Liderazgo intelectual
Después de usar la máquina de coser de su madre, Ana María se apasionó de la moda. Los programas de CI le ayudaron a transformar su pasión en un negocio.
Aquella tarde de febrero era como cualquier otra para Ana María, de 20 años de edad, quien caminó por las calles de Tecpán, Guatemala. Ella disfrutaba del día al regresar a su tienda que estaba siendo atendida por su madre mientras iba a hacer una entrega a un cliente. Sin embargo Ana María no encontró la tienda pacífica de hace varias horas. En vez, ella descubrió que su madre había sido golpeada severamente y toda la mercancía había sido robada.
La historia de Ana María comienza mucho antes de que pusiera su negocio. Hace unos 18 años, ella fue apadrinada cuando apenas tenía 3 años de edad. Ella dice que “Children International fue una ayuda muy importante para mí”, especialmente cuando poco después comenzó a sentir dolor en todo el cuerpo —un dolor profundo en sus coyunturas que no lograba aliviar—. El diagnóstico para la niña de 12 años de edad: artritis.
La difícil conclusión significó más visitas al médico y más cuentas médicas para la familia de escasos recursos. Afortunadamente, Children International pudo intervenir y apoyar con algunos de los gastos. “Ellos me apoyaron con medicamentos, con exámenes de laboratorio, que de otra forma habría sido casi imposible para mi madre y para mí”, dice Ana María.
A pesar de esto, ella recibió una peor noticia. Los análisis revelaron la presencia de leucemia en Ana María, además de la artritis. Ella inmediatamente comenzó un tratamiento de quimioterapia para detener el cáncer. Ana María pensó en el efecto que esto tendría en su futuro.
El negocio de Ana María prosperó poco después de inaugurarlo. Hoy, ella tiene muchos clientes que admiran el diseño de su ropa.
Después de sus diagnósticos, Ana María se integró al programa de Children International de Talleres de Liderazgo Juvenil.“Recuerdo que fui a un campamento en donde conocí a muchos jóvenes, aprendí mucho de cada uno de ellos. Algo que nunca olvidaré es que me dieron su apoyo”, recuerda ella. “Cuando yo fui, estaba sin cabello, pues la quimioterapia provocó que se me cayera. Mis compañeros de campamento y los instructores me apoyaron mucho y me dieron mucho ánimo para seguir adelante”.
La perseverancia se convertiría en un tema de la vida de Ana María. Ella se incorporó al Cuerpo de Salud de Jóvenes, a través del cual visitó escuelas y habló con niños acerca de cómo manejar el abuso. Cada año, ella encontró más y más confianza hasta que eventualmente se convirtió en colíder del programa.
Cada persona que conocía a Ana María podía ver algo especial en ella. Un miembro del personal de Children International le dijo que ella debería solicitar una beca HOPE (Habilidades y Oportunidades Por medio de la Educación). El arduo trabajo de Ana María fue recompensado con fondos que ella usó para estudiar diseño de moda, una nueva pasión que sus limitaciones de salud no podían limitarle. “Estudié moda porque mi mamá tenía una máquina de coser en casa y poco a poco me fui enamorando de mi carrera”, dice ella.
El programa Hacia el Empleo® de Children International fue un factor fundamental en prepararla para una carrera en diseño de moda. Ana María se dedicó apasionadamente a las actividades, y la capacitación y su perseverancia al final resultaron en una pasantía en una empresa de moda. Su jefa notó su potencial: “Ella me dijo que yo tenía la capacidad para poner un negocio propio”, recuerda Ana María. “Yo empecé a trabajar desde mi casa, ahorraba para comprar tela. Recuerdo que empecé mi negocio con 8 quetzales (aproximadamente US$1), y con eso hice un cojín y lo vendí por 25 quetzales (US $3). Así empecé a juntar poco a poco el capital con mi mamá y logré abrir este local”.
La línea de productos de Ana María expandió rápidamente, al igual que su clientela. De hecho, su negocio se volvió tan exitoso que ella comenzó a aceptar pedidos por adelantado para productos como vestidos, sombreros, delantales y suéteres. Los ingresos adicionales ayudaron enormemente con los gastos de la familia, pero este nuevo éxito también atrajo una atención indeseable.
Ese día de febrero cuando Ana María encontró a su madre golpeada en la tienda, ella reconoció inmediatamente lo que había ocurrido. “Vinieron tres hombres y nos robaron”, dijo ella. “Mi madre se encontraba sola cuidando el negocio, ellos la golpearon y se llevaron todo”. Desafortunadamente, Ana María y su familia están acostumbradas a este tipo de violencia —fue la tercera vez que su tienda fue robada—. “Me asusté tanto y estaba tan triste”, recuerda ella. “Sufrí una crisis nerviosa”.
Sin embargo, el darse por vencida no es algo que Ana María hace voluntariamente. Ella ha luchado contra la artritis y la leucemia y no iba a dejar que unos ladrones le arruinaran el negocio, por más veces que intentaran hacerlo.
Pocos meses después del robo, los clientes pudieron notar un grado de normalidad en la tienda. “Todavía nos estamos recuperando física y financieramente, pero estamos poniendo nuestro mejor esfuerzo”, dice ella. “A pesar de las dificultades, mi negocio va a seguir creciendo. El negocio lo veo como una oportunidad de salir adelante”.
Ana María planea continuar con sus estudios y, algún día, trabajar para Children International ayudando a que los jóvenes como ella alcancen sus sueños.
Ana María tiene grandes planes más allá de su humilde tienda de ropa. Ella espera algún día poder estudiar arquitectura, diseño de interiores o hasta trabajo social. “Me encantaría trabajar para Children International y ayudar a otros jóvenes como yo, para que logren sus sueños”, dice ella. Si el pasado ha demostrado algo acerca de Ana María, es que ella lo hará todo. En fin, la perseverancia es su fuente de fortaleza.
