Música para un mejor futuro

Juan David, de 15 años de edad, es un apasionado de la flauta porque dice que es el instrumento que más le fascina.

Juan David se sienta en una banqueta de plástico azul en la sala multiuso del centro comunitario de Malambo, en Barranquilla, Colombia. Él coloca un estuche negro en su regazo. Juan David conversa con otro estudiante y lo abre, revelando una flauta resplandeciente que sacó prestada del centro comunitario. La extrae cuidadosamente del estuche, asegurándose de limpiar bien cada componente antes de armar el instrumento.

“Mi instrumento favorito para tocar es la flauta. Cuando yo estoy tocando, me siento muy sereno. Me siento muy calmado porque dejo todo mi mundo atrás”, dice el joven de 15 años tiempo después. “Dejo todos mis problemas atrás y solamente me concentro en mí mismo y la música que produce mi flauta”.

Comienza la clase. Él coloca el instrumento en sus labios y, junto con el resto de la orquesta, empieza a tocar acordes, zapateando para mantener el ritmo.

Las lecciones aprendidas por medio de la música

A pesar de que la Orquesta de Vientos de Children International Colombia ha existido desde el 2002 (originalmente llamada Orquesta Blizzard), cada año se hacía difícil adquirir los fondos para financiar el proyecto. Hoy, gracias al nuevo programa de música financiado por The Sally and Dick Roberts Coyote Foundation, en colaboración con el largometraje y sitio web llamado “I Am a Fine Musician”, los niños en Barranquilla ya no vivirán en la incertidumbre con respecto a la continuación del programa. Esta fundación firmó un acuerdo con Children International en marzo del año pasado para financiar el Programa de Música para el Desarrollo en las ciudades de Barranquilla y Santo Domingo, República Dominicana.

Director musical Juan Carlos Natera dirige la Orquesta de Vientos de Children International durante un concierto a principios de este año.

Nuestro programa está basado en El Sistema, método que enseña más que simple valoración de la música. Este programa usa el poder transformativo de la música para enseñar a los niños y jóvenes habilidades prácticas y responsabilidad social. La música les permite sentir propósito, logro y responsabilidad en la vida.

El programa musical El Sistema fue creado por el músico, político, economista y filántropo venezolano Dr. José Antonio Abreu. Su filosofía parte de la idea que la educación musical —en particular la clásica— puede usarse como medio para edificar y unificar una comunidad desfavorecida, comenzando con los jóvenes. Su currículo ha inspirado la creación de programas de música similares en más de 25 países en todo el mundo. Un aspecto único del currículo de El Sistema es su enseñanza mutua, a través de la cual hasta los alumnos más jóvenes adoptan roles de instructor. Esto cultiva habilidades de liderazgo y el hábito de ayudar al prójimo.

Mediante el Programa de Música para el Desarrollo, los niños aprenden sobre el trabajo en equipo, liderazgo y estrategias de estudio. Desarrolla en ellos confianza y fomenta la creatividad. Los largos ensayos de la orquesta y el grupo vocal también mantienen a los jóvenes alejados de ambientes y comportamientos destructivos, como las pandillas y el uso de las drogas.

“No solamente enseñamos música, sino enseñamos a vivir”, manifiesta Juan Carlos Natera, director de la orquesta. “Sobre todo es muy importante que ellos se sientan muy llenos de vida y ganas de triunfar y con el deseo de progresar y, sobre todo soñar, porque creo firmemente que la música va más allá de las notas musicales”.

El Programa de Música para el Desarrollo fomenta la creatividad y autoconfianza en los niños.

Melodías mágicas

Unos 90 estudiantes de entre 8 y 19 años de edad forman la Orquesta de Vientos de Children International en Barranquilla. Para finales de 2018, los organizadores esperan contar con la participación de 140 niños y adolescentes en el programa. Juan Carlos informa que todos los niños apadrinados pueden participar en el programa: “Aquí no hay ningún requisito para entrar, simplemente que el niño tenga las ganas y el deseo de aprender a tocar un instrumento musical y estar en este proyecto musical tan bonito”.

El participar en la orquesta es un gran compromiso: las prácticas duran cuatro horas y son hasta cuatro días a la semana, y a los estudiantes se les motiva a participar en el mayor número de ensayos posible. Cada clase incluye una introducción a la música y apreciación de la misma, lecciones de cómo leer partituras y aprendizaje social. Los estudiantes practican en grupos y luego la orquesta entera ensaya junta.

“He notado unos avances increíbles en la parte musical”, confiesa Juan Carlos. “[Algunos de] ellos no interpretaban ningún instrumento musical y ahora hasta conocen instrumentos que nunca habían visto en sus vidas como una tuba, piccolo, clarinete. Sobre todo han avanzado también en su autoestima. Se sienten felices, se sienten agradados, se sienten útiles, se sienten músicos y la familia se siente también muy feliz porque ellos están en ese proyecto musical tan bonito”.

Gracias a los frecuentes ensayos y conciertos, los niños en la banda han forjado fuertes vínculos el uno con el otro y con su maestro. “Muchos estudiantes hasta ya no se quieren ir cuando ya se les ha acabado su sitio”, dice Juan Carlos. “Por esa unión que tenemos acá, formamos una familia y cuando formamos la familia es cuando nace y surge esa magia que hay aquí en la orquesta de Children International”.

Una vida llena de propósito

Tras integrarse a la orquesta en febrero del año pasado, Juan David dice que él ha desarrollado confianza en sí mismo gracias al proceso de enseñanza mutua. También ha aprendido sobre cómo ser responsable, respetar a la gente mayor y a enfocarse.

El joven admite que antes de integrarse a la orquesta, no encontraba nada de valor en la música. “Yo consideraba la música antes como si fuera una distracción”, explica él. “No sabía en verdad el conocimiento que tenía por dentro”.

Pero le dio por ir a uno de los ensayos con un compañero de clase y quedó cautivado de inmediato. Ahora no puede imaginarse una vida sin música.

“La música para mi es igual de importante que mis estudios básicos y mi carrera de formación”, manifiesta él. “Es la sensación que me entra el oído y me hace expresar todos mis sentimientos. Me sentiría no un poco mal, sino muy mal [si no pudiera volver a tocar], porque no digamos que solo vivo por eso, sino que me gusta la música y es como mi cincuenta por ciento de mi vida”.

Conozca más

Se ha demostrado que la educación musical mejora la vida de los niños. Vea cómo la estrategia de Children International lleva la disciplina del estudio musical a los niños necesitados.

Este sitio usa cookies para mejorar su experiencia. Usted puede restringir los cookies con su navegador; sin embargo, esto puede afectar la funcionalidad de nuestro sitio.

ENTIENDO