Aprendiendo a dejar huellas

Ansiedad, incertidumbre y mucha expectativa son los sentimientos que me invadieron hace 10 años, cuando empecé mis labores en Children International – Agencia Quito. “Podrás conocer el Quito que pocos conocen —o mejor dicho, el Quito que muchos se niegan a conocer—”, me decía una gran amiga. Luego de algunos años, de grandes alegrías, profundas tristezas y duras frustraciones, puedo decir que las palabras de mi amiga fueron acertadas y muy precisas.

Children International se ha convertido no solo en mi lugar de trabajo, sino también en una gran familia —mi familia—.

La ciudad de Quito fue catalogada como uno de los 20 mejores destinos turísticos para visitar en el año 2013. Sin embargo, pocos deciden mirar el rostro más tierno y vulnerable de Quito —el rostro de muchos niños, niñas y jóvenes que viven en medio de la pobreza urbana que aqueja a gran parte de la ciudad—.

Quito es una ciudad patrimonio que cuenta con el casco colonial más grande de Latinoamérica: 370 hectáreas de tradiciones y mucha belleza. Sin embargo, tras las históricas fachadas viven muchos niños, niñas y jóvenes que solo conocen la pobreza, la violencia y el rechazo. Ese es, sin duda, el Quito que muchos se niegan a ver.

Muchas familias de escasos recursos en Quito dependen del apoyo de Children International, entre ellas la de Olga Quishpe, abuela de un ex apadrinado.

Mis primeros sentimientos hacia las comunidades en las que Children International trabaja estaban sin duda encontrados: “¿Cómo pueden vivir en esas condiciones? ¿Cómo una madre abandonada puede lidiar con las necesidades de tantos hijos?” Más de una vez, tuve que mostrar fortaleza y objetividad ante situaciones que me partían el corazón. Sin embargo, un sentimiento que aun en estos días me invade, es el profundo agradecimiento al ver que cada uno de mis días está dedicado a mejorar la calidad de vida de algún niño o niña de la cuidad y por supuesto, a tener la mejor de las recompensas: la sonrisa de un niño.

Sin lugar a dudas, Children International me ha dado la oportunidad de conocer y, sobre todo, de ser parte de un equipo de trabajo que propone soluciones, uno que lucha por tener niños y jóvenes más educados, tolerantes y entregados a una causa positiva.

Yo estoy seguro de que cada año, Children International le entrega a la ciudad nuevos y mejores jóvenes ciudadanos. Estoy consciente de que no es un camino fácil. Sin embargo, tenemos el apoyo de miles de padrinos comprometidos; sin su ayuda, nada de esto sería posible.

Pedro y la apadrinada Yessenia con la ilustración que presentó para el concurso de arte de Children International

Pedro con la apadrinada Yessenia (de 17 años cuando se tomó la foto) y su ilustración para el concurso de arte de Children International el año pasado.

He tenido la gran suerte de aprender de varias posiciones dentro de la Agencia Quito, desde asistente de Relaciones de Apadrinamiento, Coordinador de Comunicaciones y actualmente Gerente de Relaciones de Apadrinamiento. Sobre todo, he tenido la gran suerte de aprender y alimentar mi mente y espíritu de gente valiosa que ha hecho de Children International una organización confiable, una organización que brinda a sus padrinos transparencia, a sus colaboradores bienestar y a sus niños, niñas y jóvenes, un motivo para nunca perder la esperanza —cosas que solo se aprenden en familia—.

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