La conexión entre los derechos humanos
y la reducción de la pobreza

Reflexiones de Liderazgo – DICIEMBRE DE 2020

Susana Eshleman

Susana Eshleman
PRESIDENTA Y DIRECTORA EJECUTIVA

Conforme celebramos el septuagésimo segundo aniversario de la proclamación de la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Día de los Derechos Humanos el 10 de diciembre, me hallo en un estado de reflexión sobre la correlación entre los derechos humanos, el empoderamiento y la pobreza.

En Children International, la organización humanitaria internacional a la que tengo el honor de liderar, nuestros contribuyentes ayudan a 200 mil niños en 10 países a nivel mundial. Hoy es un recordatorio de que la humanidad representa una invencible fuerza positiva cuando dirigimos nuestra atención el uno al otro en vez de apartarla.

En un año lleno de dolor y pérdida en todo el mundo, es importante reconocer los incontables sacrificios y actos de generosidad, amabilidad y decencia que se han dado como consecuencia de esta crisis. Creo que de un simple impulso nacen dichos actos de compasión: un profundo deseo de reducir el sufrimiento y promover el bienestar.

El crear un mundo con menos sufrimiento, más oportunidades y mayor bienestar requiere un esfuerzo compartido en muchas áreas. Adicionalmente, cabe argumentar que el mundo benéfico que buscamos crear tiene como fundamento la protección, promoción y garantía de los derechos humanos básicos.

Aunque el vínculo entre los derechos humanos y una reducción en el nivel de pobreza tal vez no sea inmediatamente obvio, sabemos que existe por la siguiente razón:

Cuando conocemos nuestros derechos, somos más propensos a exigirlos y defenderlos. Inculcar conciencia de los derechos humanos básicos y cultivar habilidades para la vida y autoestima para demandarlos son elementos fundamentales del programa de empoderamiento de Children International.

Al equipar a los jóvenes con conocimientos sobre sus derechos humanos básicos y enseñarles que, con ellos, tienen la responsabilidad de actuar en función de ellos y cambiar sus propias vidas y la de las personas que les rodean, creando un mundo mejor para todos.

El empoderamiento es uno de los cuatro pilares de nuestra estrategia para erradicar la pobreza infantil. Para medir nuestro progreso, nos enfocamos en las dos siguientes áreas clave: “Habilidades para la vida” y “Responsabilidad social”.

Cada día veo cómo pequeñas ondas de cambio se convierten en gigantescas olas de transformación. Esto ocurre a un nivel individual y, también, a un grado sociopolítico mayor. A pesar de tener una presencia influyente y duradera en las comunidades a las que atendemos, y a veces trabajar con gobiernos para mejorar dichas comunidades, no nos corresponde desafiar algunas de las dinámicas estructurales y gubernamentales que perpetúan la pobreza, como políticas económicas o educacionales.

Sin embargo, los ciudadanos de estos países, al contar con capacidades y oportunidades pueden convertirse en agentes de cambios extensos y positivos. Me siento inspirada por las muchas historias de niños y jóvenes que se empoderan. Ellos me motivan a garantizar que estemos haciendo lo posible por brindar las herramientas que necesitan para realizar plenamente su potencial, algo que requiere protección, promoción y enseñanza de nuestros derechos humanos básicos.

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