Nuestra visita a Rabecca en Lusaka, Zambia

Estando de vacaciones, Rob Hinton, de Ontario, Canadá, visitó a su niña apadrinada Rabecca, en Zambia.

Un viaje inolvidable. Estando de vacaciones, Rob Hinton, de Ontario, Canadá, visitó a su niña apadrinada Rabecca, en Zambia.

 

Nuestra experiencia con el apadrinamiento no es típica. Cuando me contrataron en la empresa donde trabajo actualmente, había disparidad entre la compañía y sus empleados. Pensé que tal vez existía la oportunidad de hacer algo colectivamente para ayudar a alguien, y quizá, en cierta medida, al mismo tiempo cambiar el humor de la oficina.

Con esto en mente, me puse a recaudar fondos de los empleados, y hoy apadrinamos a tres niñas: Zannat en Kolkata, India; Marie en la región de Bícol en las Filipinas; y Rabecca en Lusaka, Zambia. El tablero de anuncios en el comedor de la oficina hoy está cubierto de fotos y cartas de nuestras apadrinadas.

Un viaje a África

Siempre he soñado con viajar al África e ir de safari. Mi esposa y yo decidimos pasar una semana en enero en un centro turístico en Zanzíbar, una isla en el Océano Índico, cerca de la costa de Tanzania. Este hotel era más al gusto de mi esposa que el safari. También decidimos aprovechar esta oportunidad para visitar a Rabecca, de 8 años de edad, en Zambia.

Distancia entre Zanzíbar y Zambia.

Lusaka, Zambia, queda a cinco horas en avión de Zanzíbar.

La distancia y los costos fueron un poco intimidantes, pero decidimos hacerlo. La primera semana visitamos Tarangire, Serengueti, el cráter de Ngorongoro y el lago Manyara y gozamos enormemente la belleza del paisaje Tanzano. Esto fue seguido por una semana en la playa para descansar nuestros músculos tras el “masaje africano” que nos dieron las carreteras y caminos accidentados del safari. Luego volamos a Zambia.

Visita al centro comunitario

Los empleados de Children International Patrick, Beverly y Joseph nos recogieron del hotel y nos llevaron al centro comunitario. Vimos escenas urbanas típicas: gente esperando por transporte público, vendedores ambulantes ofreciendo de todo. Era un centro urbano africano típico.

Mujeres caminan por el mercado en la comunidad de Kanyama, en Lusaka, Zambia.

En breve, las calles y las vistas cambiaron, y nos encontramos rodeados por la miseria de los barrios marginados. Pilas de basura, niños desgreñados, tiendas improvisadas, chozas y montones de carbón —combustible para las personas de escasos recursos— decoran la orilla de las calles. Eran peores que las calles que atravesamos durante el safari.

Llegamos al centro, y cuando abrieron el gran portón, notamos una diferencia muy marcada. El lugar era limpio, con setos bien mantenidos, un espacio ordenado, caras sonrientes y mucha alegría en general.

Era un oasis.

Es difícil describir la energía caótica de tantos niños combinados con el orden que sentí ahí dentro. No había electricidad durante nuestra visita, pero eso no parecía afectar la administración ni las actividades del centro.

Niños zambianos en el Programa de Desarrollo Infantil Temprano se toman autorretratos

Los niños en el Programa de Desarrollo Infantil Temprano en Lusaka, Zambia, aprenden sobre el alfabeto, vocabulario, la matemática básica y conocimientos lingüísticos.

Nos dieron una muy calurosa bienvenida, nos mostraron el centro y nos presentaron al personal. Había un dentista y conocimos también a un médico cuyo consultorio estaba lleno de pequeños pacientes. Vimos la biblioteca y los niños que ahí operaban tabletas. Una sala estaba llena de niños que escribían cartas a sus padrinos. En otra área, empleados distribuían zapatos TOMS a todos los apadrinados. ¡Qué concepto corporativo tan fenomenal poder donar esos zapatos donde más se necesitan!

Chabchecker Muleya, coordinador del centro, amablemente contestó todas nuestras preguntas. Era obvio que el centro comunitario reflejaba su buena administración. Si tan solo todos los padrinos pudieran ver la buena labor que se hace con sus donativos y el gran impacto de los mismos. Es imposible realmente apreciar el trabajo que Children International realiza aquí hasta que uno lo ve con sus propios ojos. ¡Les damos nuestras más sinceras gracias a los empleados y voluntarios por su afanosa labor!

Rob y Janice Hinton conocen a Rabecca

Rob y Janice Hinton de Ontario, Canadá, conocen a Rabecca por primera vez.

¡Finalmente! Nuestro encuentro con Rabecca

Después de nuestro recorrido, finalmente fuimos a conocer a Rabecca y sus padres en su hogar. Su padre, quien hablaba inglés, mostró una enorme gratitud y recordó cosas que yo había escrito en cartas para Rabecca. Estuvimos sentados en su modesta y aseada sala, conversando. Nos dijeron con gran orgullo sobre el buen desempeño de Rabecca en sus exámenes y nos mostraron una foto de ella en un coro. La casa emanaba un gran cariño por Rabecca.

Mi esposa y yo llevamos algunos regalos donados por compañeros de trabajo. Rabecca y su madre vieron la ropa y los zapatos que se les obsequiaron. Le presenté a Rabecca con una camiseta deportiva del equipo nacional de Canadá con su nombre y “#1” impresos en la parte de atrás. Todos mis compañeros de trabajo firmaron la camiseta. Rabecca se puso la camiseta y posó para un foto.

Rabecca luce su nueva camiseta de hockey

Rabecca luce la camiseta de hockey que le obsequiaron Rob y sus compañeros de trabajo.

Rabecca se veía seria en sus fotos anuales, así que en mis cartas, yo siempre le animaba a sonreír y le decía que ella era una niña hermosa. El mundo es un lugar mejor cuando ella sonríe. ¡Esta foto es prueba de eso!

Al principio, ella era callada y reservada, pero se entusiasmó enseguida. Ella tiene una hermosa sonrisa y un gran sentido de humor. Pronto me tenía agarrado de la mano cuando caminábamos por el centro comercial. Fue genial poder tener esta experiencia real con ella. Ella es dulce y de voz suave, muy cortés y le encanta reír.

Llevamos a almorzar a la familia entera, y luego fuimos a comprar ropa, juguetes, víveres (como sémola de maíz para la elaboración del alimento básico llamado nshima) y artículos domésticos. Estando en una de las tiendas, Rabecca vio una muñeca y la recogió al instante. Esa muñeca la tuvo abrazada todo el día, hasta cuando ya nos íbamos.

Janice y Rob Hinton posan para una última foto con Rabecca y sus padres, Paul y Gladys, antes de partir de Zambia.

De repente ya era el momento de partir. Fue, sin lugar a dudas, un día muy especial que nunca olvidaré. Espero que de hoy en adelante mi visita produzca correspondencia más personalizada entre nosotros. Me siento privilegiado de haber presenciado por medio de Children International los beneficios del apadrinamiento colectivo en la vida de estos niños.

Quien pueda visitar a su apadrinado, le animo a que lo haga. Es bueno para el alma.

Comentarios

spbateman
may 4, 2016

Awesome story!
I love the last photo...Rabecca looks so happy!

Leslie_4ef7f
may 5, 2016

This left me speechless . I love it & God bless this story and more

Sheryl1019
jun 19, 2020

Love this share—-update

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