¿Y ahora qué?

Los niños y la curiosidad combinan bien. Los niños, dondequiera que estén en el mundo, son exploradores innatos. Se convierten en ciudadanos educados y competentes del mundo si les damos la oportunidad de tener libros y leer.

He trabajado en la sede de Children International en Kansas City durante 10 años, y durante esta trayectoria he visitado muchos de los centros comunitarios que operamos en todo el mundo. Nuestros centros son edificaciones esperanzadores en comunidades marginadas donde viven los niños apadrinados y ofrecen clínicas médicas y dentales, farmacias y bibliotecas. Debido a que las bibliotecas públicas son pocas en muchos de los países donde trabajamos, las de nuestros centros a menudo son el lugar donde un niño apadrinado es expuesto por primera vez a un espacio dedicado plenamente a los libros y a la lectura.

Cuando visito nuestros centros comunitarios, paso por las clínicas médicas y dentales y me dirijo directamente a la biblioteca. Esas clínicas son esenciales, claro, pero la verdad es que me gusta saber que los niños pueden encontrar un libro en el mismo lugar donde pueden ser vistos por un médico en caso de un dolor estomacal o por un dentista cuando tengan dolor de muelas.

El autor Neil Gaiman dice que las bibliotecas son “la vanguardia en la guerra contra el analfabetismo y la falta de imaginación”. Yo añadiría que las bibliotecas catapultan la curiosidad y los sueños de los niños. Cuando un niño apadrinado entra a una de nuestras bibliotecas y tímidamente abre un libro, él está aceptando magia —una nueva posibilidad—. Este niño está tocando un poder que ha transformado millones de vidas. Al voltear cada página de una historia —tal como lo han hecho muchos desde los días de Miguel de Cervantes y William Shakespeare— su alma le pregunta: “¿Qué sucede después?”.

Angela Cervantes se reúne con niños en un centro comunitario en San Pedro Sula, Honduras.

Angela Cervantes, oficial de subvenciones de CI, visita niños en la biblioteca del centro comunitario Las Minas, en San Pedro Sula, Honduras.

Una curiosidad bella y pura. Es la misma pregunta que me hago cuando recibo una carta de mi niña apadrinada. Me pregunto, “¿Qué sucederá ahora? Angela Cervantes se reúne con niños en un centro comunitario en San Pedro Sula, Honduras.¿Podrá ella superar la pobreza? ¿Volverá a encontrar trabajo su papá? ¿Se graduará ella de la secundaria y estudiará enfermería tal como lo ha manifestado en sus cartas? ¿Desafiará los pronósticos? ¿Perseguirá su sueño y nunca se dará por vencida?”.

¿Y ahora qué? Creo que cuando un niño se sumerge en un libro y se pregunta qué le deparará la vida a un personaje, es imposible no hacerse la misma pregunta. Ahí comienza la exploración. ¿Y si puedo superar la pobreza? ¿Y si también aprendo a leer? ¿Qué sucederá si logro ir a la escuela? ¿Podré ayudar a mi familia?

La curiosidad echa raíces… y así comienza la historia. Una pregunta que nace de un libro en las manos de un niño puede terminar con un niño apadrinado forjando su propia historia y preguntando, “¿Y ahora qué?”. Este proceso empieza en nuestros centros, pero es acelerado por las manos y la imaginación de un niño.

Lea más sobre cómo los centros comunitarios de CI ofrecen servicios esenciales para los niños de escasos recursos y sus familias.

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