“... la música tiene el poder de transformar realidades, cambiar vidas ... incluso salvar el mundo“.– Carlos Vives
Lo que comenzó como una sincera invitación en las redes sociales al legendario artista latinoamericano Carlos Vives, en la que los jóvenes miembros de una orquesta de viento con sede en el centro comunitario de Children International en Santa Marta lo invitaban a cantar con ellos, se convirtió hace dos semanas en un viaje lleno de emociones, en el que los sueños cruzaron el umbral de la imaginación para hacerse realidad.
Vives se presentó en el centro comunitario, ubicado no muy lejos de donde creció en Santa Marta, Colombia, el 30 de julio para sorprender a los miembros de la orquesta que publicaron el video. Platón describió la música como un elemento esencial para el alma, y eso es exactamente lo que Vives, cuya carrera musical abarca más de tres décadas, brindó durante su visita, no solo a los 70 miembros de la orquesta, sino también a todos los que se deleitaron con su ilustre presencia.
“Vivir la experiencia de la orquesta y verla fue muy emotivo”, dijo Vives, uno de los artistas más queridos e influyentes de América Latina, conocido por honrar su herencia colombiana y por traspasar los límites de la música latina moderna, lo que le ha valido el reconocimiento mundial y numerosos galardones, entre ellos varios premios GRAMMY® y GRAMMY® Latinos.
Y continuó: “Cuando un niño no tiene las mismas oportunidades que algunos de nosotros tuvimos y encuentra este camino, el camino de la música, y ves cómo se empodera, cómo se siente importante para la sociedad, es algo realmente maravilloso”.
Con el encanto humilde que lo caracteriza, llegó al centro comunitario sonriendo y saludando a todos los presentes hasta llegar al gran salón donde los jóvenes músicos interpretaban La Tierra del Olvido, una de sus canciones emblemáticas, considerada un hito en la música popular colombiana.
Durante un largo momento, Vives permaneció casi inmóvil, como sumido en sus recuerdos, tal vez evocando ese mundo imaginario, utópico y sin conflictos que describe la canción. Su mirada se conectó con cada uno de los jóvenes intérpretes, que lo dieron todo para ganarse su corazón, hasta que un último acorde señaló el final de la actuación.
“Felicidades”, dijo Carlos con tono nostálgico. “Gracias por ese repertorio, por interpretar canciones que forman parte de mi vida y de mi historia. Quiero que sepan lo privilegiados que son. Cuando era niño, tuve la suerte de que mi abuela tocara el piano y descubriera que tenía una voz única. La música es importante, nos aleja de muchas cosas y nos acerca a una vida más plena y al crecimiento intelectual”.
Con su encanto y su brillante presencia durante la interpretación de Así fue, Alieth, una de las integrantes de la orquesta juvenil, cautivó a Carlos, a Claudia Elena (su esposa) y a todos los presentes en la sala. Pero el momento culminante llegó cuando cantó La tierra del olvido junto a Carlos, sellando así un momento verdaderamente memorable.
“La visita de Carlos Vives fue un evento muy especial y significativo, no solo porque es un artista de renombre mundial, sino también porque su presencia trajo alegría, inspiración y esperanza a todos los que estábamos allí”, dijo Alieth, de 14 años. “Verlo conectar con nosotros, escuchar nuestras historias y animarnos con su ejemplo nos dejó un profundo impacto. Su visita nos recordó el valor de nuestras raíces, la importancia de creer en nuestros sueños y de trabajar por un futuro mejor. Fue un momento lleno de música, emoción y conexión humana que nunca olvidaré”.
Carlos mostró una gran curiosidad por cada sección de la orquesta, lo que le llevó a pedir escuchar a los músicos por separado. Parecía absorto en cada uno de ellos, con los sonidos de las cuerdas, los metales, los instrumentos de viento-madera, la percusión y las armonías envolviéndole por completo.
Jhonar, el director de la orquesta, guió ese momento con maestría y calma. “La presencia del maestro Carlos Vives en nuestro centro comunitario fue una experiencia increíblemente gratificante”, dijo. “Gracias a Dios, cumplimos un sueño que, al principio, parecía imposible. Su visita demuestra que vamos por el buen camino. Personal y profesionalmente, este es un gran paso que nos inspira y motiva a seguir creyendo que la música tiene el poder de transformar realidades, cambiar vidas y, ¿por qué no?, incluso salvar el mundo”.
Los miembros de la orquesta juvenil Ana, Milena y Stiven explicaron a Carlos el poder transformador que la música ha tenido en sus vidas. Hablaron de la disciplina, la responsabilidad, la determinación y la confianza que les hacen competentes y capaces de asumir riesgos, así como de aprender de los errores.
Cada uno de ellos describió la visita de Vives con sus propias palabras:
“Algo que me inspira a continuar en este camino artístico”, dijo Ana.
“Este momento será inolvidable para mí y para mis compañeros; siempre lo recordaremos con gratitud y emoción”, dijo Milena.
“Sentimos muchas cosas, pero la más fuerte fue la felicidad, especialmente al verlo cantar con nosotros”, compartió Stiven.
La visita de este legendario embajador de la música perdurará en los corazones de todos los que estuvieron ese día en el centro comunitario de Santa Marta.
“Su visita es un momento increíblemente significativo para nuestros jóvenes y nuestro personal”, dijo Hermelinda Guarin Restrepo, directora nacional de Children International Colombia. “Les animará a soñar en grande y a alcanzar metas más altas”.
Vives se marchó después de unas horas, impresionado por la abundancia de talento, pero sobre todo feliz de ser testigo de la fructífera siembra de este arte en la vida de los jóvenes.
“Un joven que abraza un instrumento ... ya no abraza un arma”, afirmó con convicción.
Y así comenzaron las esperanzas de un segundo encuentro, esta vez impulsado por el propio Carlos Vives, nuestro ícono musical colombiano: “Quizás se nos ocurra algo especial, para que este año no pase sin hacer algo importante ... algo que nos reúna en nuestros teatros aquí. ¿Qué les parece la idea?”.
Me encanta la música, disfrutar con amigos y la buena comida. Mi trabajo en Children International desde hace 23 años, le ha dado un interesante vuelco a mi vida, porque he descubierto una gran sensibilidad que tenía escondida en mí ser. En las comunidades que visito diariamente he aprendido grandes lecciones, al ver personas con exageradas carencias ofreciendo lo poco que poseen para ayudar a los demás. He aprendido que la humildad es la base de la verdadera grandeza.