El vestido que Juleimy, de 18 años de edad, hizo para un proyecto escolar destella color dorado bajo el sol de Barranquilla, Colombia. "Fue el trabajo final del semestre pasado", dice ella. "Lo hice con otras dos compañeras". Esta futura diseñadora de modas se siente particularmente orgullosa de este diseño, el cual incorpora bolsas de café y tapas de gaseosa recicladas.
Cuando me enteré de que Juleimy, quien estudia diseño de modas, había confeccionado un vestido con el papel que se usa para envolver el café hecho en Colombia y exportado al resto del mundo, quedé sorprendida y hasta un poco incrédula. Tenía que verlo con mis propios ojos.
El proyecto fue un gran compromiso, me dijo Juleimy. Ella trabajó con el vestido todos los días antes de ir a la escuela. Luego caminaba —para ahorrar dinero que de lo contrario gastaría en transporte— más de 30 cuadras desde la fábrica de ropa hasta su escuela. Juleimy regresaba a casa después de las 10 de la noche. Su dedicación dio fruto. Su vestido fue toda una sensación en su escuela, y pronto lo exhibirán ahí.
Juleimy y sus compañeras de clase querían usar materiales que representaran a su país. Fueron a una fábrica de café y solicitaron el papel que la fábrica generalmente desecha. En el papel se ve la bandera colombiana y el grano de café. Para el corpiño, ellas aplanaron y pintaron tapas de gaseosa. Adornaron el vestido con flores que realizaron con el material plástico de botellas de bebidas gaseosas. Sin duda alguna, es un vestido trabajado con una creatividad impresionante.
Los ojos de esta joven brillan al hablar sobre su sueño de poner su propio taller de confecciones. Ella me tiene convencida de que no hay obstáculo que le impida forjarse una exitosa carrera en el mundo de la moda.