La razón por la que mi visita a Cartagena fue desgarradora pero totalmente transformadora

Conozca a Dana y su abuela Beatriz. Conocí a Dana (de 6 años) el primer día en que visité uno de los centros comunitarios de Children International en Cartagena, Colombia, como empleada de la empresa TOMS, durante uno de nuestros viajes caritativos. Ella me siguió durante mi recorrido del centro —desde el momento en que nuestros ojos conectaron hasta cuando corrió detrás del vehículo al irnos—.

Sin embargo, eso no es lo que lo hizo especial. Dana nunca dijo nada, pero siempre estuvo presente. Si no la veía, seguiría trabajando, luego alzaría la mirada y ahí estaría, sonriendo y riéndose. Mientras casi me maté jugando fútbol, a lo lejos vi su pequeño rostro riéndose del columpio a la orilla del campo deportivo. Ella se quedó quieta cuando le probaba los zapatos. No decía nada. Era pura sonrisa y alegría.

Ver y experimentar esto fue tan alentador. Ella tiene un alma bella a pesar de ser tan necesitada. Me conmovió a tal grado que le pregunté a la directora del centro si podía apadrinar uno de los niños.

Después de trabajar tres días con Children International en varios lugares, todas mis dudas de que “si mi dinero realmente ayudaría a los niños” desvanecieron. Además de conocer a niños en el programa, conocí a mujeres adultas que habían participado en el programa y habían regresado para ayudar. También conocí a niños que esperaban encontrar un padrino o una madrina —con la esperanza de poder recibir los beneficios que otros niños estaban disfrutando—.

No tuve más remedio que apadrinar un niño. Sentí que necesitaba ayudar a por lo menos uno, aunque quería empacarlos todos y traérmelos a casa conmigo. La directora me aseguró de que podía hacerlo (apadrinar un niño) y me dijo que haría seguimiento con respecto a lo que yo tendría que hacer para apadrinarlo. Lo puse a un lado, pensando que en más o menos una semana recibiría un correo electrónico mostrándome el niño que apadriné y solicitando mis datos de pago.

¡Resulta que estaba muy equivocada! Mientras me preparaba para empacar y volver al hotel, Rosalba Ortiz Pedroza, gerente de Relaciones de Apadrinamiento, quien había estado con nosotros durante toda nuestra visita a Cartagena, me preguntó: “¿Quieres conocer a tu niña apadrinada?” Yo, por supuesto, respondí con un “¡sí, sí!”.

Empleados de TOMS y niños apadrinados hacen payasadas después de participar en una actividad del Programa de Desarrollo Socio-Deportivo.

Ella me llevó afuera y ahí estaba Dana, y esa hermosa sonrisa que había visto durante todo el día, sentada con su mamá. ¡Era ella! Era mi apadrinada. Alguien a quien yo podía ayudar. Su abuela me agradeció tanto que tuve que abrazarla fuertemente para detenerla. Todas lloramos. Cada una de nosotras tres tuvo un momento especial. ¡Fue asombroso!

Hay muchos padrinos que quizás no logren conocer a sus niños hasta tiempo después, cuando ya hayan crecido. Hay otros que tal vez nunca logren conocer a sus apadrinados. Fue para mí un verdadero honor. Fue una experiencia aún más especial ya que pude conocer a este ángel hermoso que decidió seguir una estadounidense por todas partes.

¿Espera poder visitar a su niño apadrinado? Esto es todo lo que necesita saber acerca de visitar a su niño.

Brooklynn Martin es la asistente de oficina en la sede de TOMS en Santa Mónica, California.

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