Prendas para el éxito: En contra de las tradiciones y en superación de la pobreza

Las mujeres que viven en la región central de Guatemala no visten ropa tradicional, tal como el colorido corte maya que usan las mujeres en otras regiones del país. Pero las mujeres de la comunidad La Soledad, donde vive Marleny, de 19 años, típicamente usan delantales. Según Javier Cárcamo, miembro del equipo de Children International en Guatemala, las que no los usan son consideradas como mujeres perezosas; la gente supone que la falta de un delantal significa que las mujeres no realizan tareas domésticas y, por ende, no hacen absolutamente nada.

Afortunadamente, las jóvenes como Marleny están afrontando y transformando esta percepción. Con el apoyo del programa Hacia el Empleo de Children International, Marleny está demostrando al mundo lo que realmente es la productividad femenina —con o sin delantal— al poner su propio negocio: una tienda de ropa.

Un mal comienzo

“Nací y crecí en una comunidad cuyo nombre lo dice todo: La Soledad”, dice Marleny. Ella explica que el nombre es apto para su comunidad, la cual está rodeada por montañas y volcanes, ya que se convierte en un lugar desolado durante el día, después de que los hombres salen a trabajar al campo y las mujeres se quedan en casa atendiendo el hogar mientras sus hijos asisten a la escuela. De hecho, las calles se vuelven tan solitarias que hasta se puede oír el zumbido de las abejas, dice ella.

Hay períodos cuando aumenta el nivel de actividad. “Las horas más ruidosas son en medio de la mañana, cuando las señoras van al mercado, y al mediodía, cuando salen a traer a sus hijos de la escuela”, añade Marleny. Pero de lo contrario las calles son tan silenciosas como las vidas limitadas de las mujeres. “Parece que para una mujer”, dice Marleny, “no hay nada más que hacer”.

Una tierra de oportunidades limitadas

Guatemala es un Edén agrario; ahí se cultiva el café, flores, frutas y verduras. La mayoría de los hombres trabajan en el campo donde cultivan y cosechan estos productos. Aunque la tierra puede ser generosa al recompensar el trabajo duro, los mismos obreros generalmente no ganan más que lo suficiente para sobrevivir. Marleny, la tercera de cinco hijos, recuerda lo difícil que era para su padre sustentar a su familia con su salario de obrero. Hasta los artículos más sencillos estaban fuera de su alcance económico. Por ejemplo, en la escuela, cuando los maestros ofrecían una excursión o actividad extraescolar —lo que requería pagar cuotas adicionales— Marleny trataba de ocultar sus lágrimas de desilusión.

Pero no hubiera podido asisitir a la escuala si no fuera por el apoyo de Children International. “Afortunadamente, y gracias al apoyo del programa”, explica Marleny, “pude asistir a la escuela y estudiar. Hubo años en que fue una de las mejores alumnas”.

Hacia el Empleo le enseñó a Marleni cómo administrar el dinero y otros conocimientos importantes como un buen servicio al cliente y buenos hábitos de venta.

Hacia el Empleo le enseñó a Marleny cómo administrar el dinero y otros conocimientos importantes como un buen servicio al cliente y buenos hábitos de venta.

Apoyo y éxito

El estudio diligente y espíritu alegre fueron la combinación ideal para las oportunidades que ella encontró a través de los programas juveniles de Children International. Cuando comenzó a participar en las actividades, Marleny comenzó a florecer de verdad. “En Children International encontré lo que buscaba”, dice ella.

En su cara se forma una sonrisa al recordar la reacción que tuvo su padre cuando le dijo que quería participar en las actividades en el centro comunitario. Él amablemente le dijo que no tenía dinero para ella que asistiera ahí, pero al darse cuenta de que esas oportunidades eran gratis por medio del programa, él la apoyó.

“Él me dijo que podía ir”, recuerda Marleny, “y que tenía que aprovechar todo y aprender todo lo posible”.

De todas las oportunidades y experiencias que ella tuvo como miembro activo de nuestros programas juveniles, Marleny nos cuenta que Hacia el Empleo fue lo máximo.

Una madre voluntaria del vecindario de Marleny fue la primera en avisarle a la joven sobre el programa, el cual ofrece capacitación laboral que lleva una probabilidad más alta de encontrar empleo. Ella se inscribió de inmediato y fue aceptada a un taller que ofrecía capacitación en venta y servicio al cliente, la creación de planes de negocio y contabilidad básica.

Hoy, con una pequeña inversión de capital proporcionada por Children International, Marleny tiene su propia tienda de ropa en su comunidad. En vez de sentirse atrapada en una tierra solitaria, ella dice que siente que lleva alegría a sus amistades y vecinos al venderles ropa a precios cómodos.

“Me gusta mi trabajo”, dice Marleny. “Estoy muy feliz porque este negocio me da la satisfacción de manejar mi propio dinero y ayudar a mi familia”.

Los programas como Hacia el Empleo dan a los jóvenes una salida de la pobreza al ofrecerles oportunidades laborales y vocacionales.

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